Antonio Vega: Tu voz entre otras mil
aquí el audiovisual.
Yo no sé decir la muerte de los otros. Sé llorar
sin sílabas, noctambular en la desnoche,
exiliarme de mi sombra, de tu voz, de la sangre
de tus dedos. Puedo eyacular tristezas y delirios,
respirar tu nuca, fracturar y masticar mis huesos.
Sé beberme los horrores del ensueño, los
orines de la tarde, los fluidos más espesos de
este cuerpo dolorido y mutilado. He aprendido
el ritmo del insomnio, su vaivén, su luz tormento.
He tenido orgasmos cieguísima de ti,
tristísima de mí, solísima. Mas yo no sé decir
la muerte de los otros, no con lo infecundo
de mi vientre, no desde el aborto de mi tumba.
Plegarias para insomnes, Daniela Camacho